Ser nieto del insigne Sigmund Freud ya es una marca de fábrica, pero si además de eso te conviertes en uno de los mayores exponentes de la pintura figurativa inglesa es, sin duda, para pasar a la historia.


Quizás por esto Lucian Freud acabó pasándose a la pintura figurativa, basando su obra entera en la realización de retratos psicológicos. La Tate British organizó en 2002 una retrospectiva sobre su obra, lo cual ya debería ser un signo bastante evidente del valor (artístico y económico, para qué nos vamos a engañar) del trabajo del artista. En sus obras la luz juega un valor crucial, acentuando volúmenes y dando vida a los colores. Al margen de tratarse de retratos estéticos o no, en mi opinión se trata de obras hiperrealistas en las que cada arruga en el rostro de los modelos no significa una imperfección en su rostro, sino que representa un grado de experiencia.
En España podemos disfrutar de cuatro de las obras de Freud en la colección Thyssen-Bornemisza, entre ellas un retrato del ya fallecido Barón Thyssen, quizás una de las pinturas más famosas de Freud.

Imágenes de claudiamartinez-pintura.blogspot.com, puesta-en-valor.blogspot.com y museothyssen.org
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