Esta semana retomamos la serie "Films con mucho arte"; he estado unos días ausente por temas de trabajo y de cursos que estoy realizando, ¡pero ya estoy de vuelta con más ganas que nunca! La película a comentar esta semana es María Antonieta (Sofia Coppola, 2006), otro de los films a los que tengo un especial cariño ya que, junto con Las hermanas Bolena, comentado con anterioridad en el blog, formó parte de mi artículo sobre Diseño de vestuario que hice en el último año de carrera.
María Antonieta (Sofia Coppola, 2006)
La película narra la vida de María Antonieta de Austria desde que viaja a Versalles tras ser prometida con el futuro Luis XVI, delfín de Francia, hasta el día de su muerte en la guillotina. En el film se da una visión diferente de la vida de la reina, que se nos muestra como una adolescente arrancada de los brazos de su madre y trasladada a un lugar extraño en el que se ve perdida: el estricto y extravagante aparato real del Versalles de finales del XVIII hará mella en la personalidad de la joven, que se volverá caprichosa y malcriada; algo que le costará el trono y su propia cabeza.
El primer dato a destacar de la película es su directora. Sofia Coppola pertenece a uno de los grandes clanes del cine de nuestros días: hija del gran Francis Ford Coppola que, sin duda, le ha dejado el listón muy alto, nieta de Carmine Coppola (ganador del Oscar a la Mejor Banda Sonora por El Padrino. Segunda parte), prima de Nicolas Cage, Jason Schwartzman (Viaje a Darjeeling) y Robert Schwartzman (Las vírgenes suicidas) y ex-mujer de Spike Jonze (nominado al Oscar al mejor director por Cómo ser John Malkovich).
El hecho de pertenecer a una familia como ésta puede suponer un gran trampolín, pero también una tremenda presión: en cualquier caso, Sofia Coppola triunfó ya con su primer largometraje Las vírgenes suicidas, y se consagró con su película cumbre Lost in translation.
La seña de identidad de Sofia Coppola es el hecho de presentar en sus films un punto de vista diferente sobre la historia, generalmente a través de un personaje femenino, que hace que el espectador reflexione sobre la historia que ve. Más que narrar una historia, Coppola realiza un retrato implicándose ella misma y sus experiencias a través de los personajes protagonistas.
Es verdad: la primera vez que vi María Antonieta acabé horrorizada. Esperaba una biografía de la reina al uso, y me encontré con una mezcla de película de época, drama teen y música ochentera-noventera. Son las desventajas de ir al cine sin saber nada sobre el director de la película, pero desde entonces no me ha vuelto a ocurrir. Para disfrutar de esta película es necesario saber qué es lo que se va a ver y, sobre todo, que NO se va a ver. Nada de biografías aburridas tipo Sissi Emperatriz, con historia pastelosa de amor de por medio: nos encontramos frente a una joven de 15 años con los problemas típicos de su edad multiplicados por mil, ya que en poco tiempo debe convertirse en reina de uno de las naciones más poderosas del momento. El espectador, por tanto, debe empatizar con María Antonieta y ponerse en su lugar: una adolescente a la que obligan a casarse con un hombre que no ha visto en su vida (y que, además, no tiene nada que ver con ella), a la que alejan de sus amigas, le quitan su perrito y la obligan a actuar vigilada las 24 horas del día. Todo lo que hace tiene una repercusión internacional, y a todo esto hay que sumarle la dificultad de que siempre fue vista por el pueblo francés como una intrusa extranjera. Demasiada presión para tan corta edad.
El film fue nominado a muchos premios, pero el Oscar se lo llevó por su exquisito diseño de vestuario a cargo de Milena Canonero, diseñadora en otras películas de culto como El Padrino. Segunda parte o La naranja mecánica. Los diseños de los vestidos están directamente inspirados en las pinturas que conservamos de la época de Versalles, destacando el uso de las grandes pelucas que María Antonieta puso de moda, y los llamativos zapatos de tacón (tanto para hombres como para mujeres) adornados con hebillas de joyería. Como un guiño a la adolescencia perdida de la reina francesa, en una escena ambientada con el tema I want candy de los años 90 en la que no para de probarse vestidos (siempre que la veo me recuerda a un capítulo de Sexo en Nueva York en el que Carrie hace un pase de modelos a sus amigas para decidir qué se lleva de su apartamento) podemos ver una zapatilla Converse All-Star: para mi gusto, un toque genial de modernidad en el Versalles del siglo XVIII.
Cabe destacar la reutilización de modelos y vestidos en el film: Canonero diseñó también el vestuario del film El misterio del Collar, donde podemos ver a Hillary Swank llevando el mismo vestido rojo de raso que Asia Argento en el film que nos ocupa: el paralelismo, si se conocen los dos films, es bastante evidente, ya que Swank es despreciada por la corte por llevar ese vestido ("va a la moda de hace dos décadas"), y Argento interpreta a Madame du Barry, la cortesana preferida de Luis XV. Así mismo Joely Richardson, que da vida a la reina en el film de 2001 lleva una altísima peluca con jaula y pájaro incluidos, que son reutilizados por Rose Byrne en su papel de Duquesa de Polignac.
El uso de colores pastel en el vestuario, a juego con los macaroons que Dunst devora durante toda la película, está reservado a María Antonieta y a sus damas de compañía; mientras que las damas ya afincadas en la corte, como la Condesa de Noailles, optan por vestidos en tonos fuertes que reflejan su forjada personalidad. Multitud de complementos como verdugados, sombreros, pelucas, abanicos, joyas, tocados, plumas o flores de seda fueron los que le valieron el Oscar a Canonero, haciendo de la película un interminable desfile de extravagancias de la corte.
La personalidad de María Antonieta se ve reflejada a través de su vestuario: muy sencillo en un inicio, se va complicando a medida que ella se hace más caprichosa y evoluciona hacia una joven díscola y alocada. Hacia el final del film, cuando ha sido madre y su deseo es retirarse al campo para poder descansar y tener una vida tranquila, sus vestiduras vuelven a ser discretas y cómodas: frescos vestidos de algodón de un color blanco puro y túnicas largas de lino que le permiten revolcarse en la hierba para jugar con sus hijos. Lo mismo ocurre con el maquillaje de la actriz, que de excesivo pasa a ser natural, al igual que sus peinados.
En conclusión: a la hora de visionar esta película es necesario saber que no veremos una biografía tal y como la hemos concebido hasta ahora, sino un reflejo de su directora a través de sus personajes. Sólo si acudimos con esa expectativa y con la de disfrutar de un lujoso pase de modelos será posible disfrutar del film.
Imágenes de filmaffinity.com, blogdecine.com, monsterscaffe.blogspot.com y judithconhache.blogspot.com
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