Al principio pensé que hace años el acceso a los estudios universitarios para las mujeres era bastante difícil: las facultades estaban copadas por hombres y evidentemente, son ellos los que ahora ostentan los cargos de miembros de la Academia. Pero después de un momento caí en la cuenta de que, al menos en mi carrera, y creo que no me equivoco si digo que en la mayoría de las carreras de letras ocurre lo mismo, la proporción de chicas y chicos era de 10 a 1, calculando a ojo. Sin embargo, la mayor parte de los altos cargos de las instituciones artísticas son ocupados por hombres. La pregunta era: ¿dónde están las mujeres?
Pues bien, después de darle bastantes vueltas cavilando sobre dónde se habían metido mis colegas de profesión me di cuenta de que muchas galerías de arte y nuevas empresas de índole cultural sí están dirigidas por mujeres. Conclusión: nosotras arriesgamos más y somos más emprendedoras (o tenemos menos contactos, según como se mire).
Esto no es un artículo feminista en ningún caso; simplemente me hizo reflexionar el hecho de que en una carrera en la que el 80% de la plazas de primer año están ocupadas por mujeres (y en el último año, pondría la mano en el fuego al decir que quedábamos un 90% de mujeres frente a un pequeño 10% de hombres, siendo generosa), las altas esferas del mundo laboral siguen dominadas por el sexo masculino. No digo que haya que comenzar una revolución para dar la vuelta a las cosas, pero sí debemos encontrar nuestro lugar en el ámbito cultural; y si éste se encuentra en la creación de nuevos proyectos, de emprender con nuevas ideas... bueno, ¡yo ya me encuentro ahí!
No hay comentarios:
Publicar un comentario