Las distintas formas de representar a Afrodita, diosa del amor carnal y de la sensualidad siguen siempre la tradición de la diosa Madre, pudiéndose haber inspirado en la Ishtar babilónica, la Innana sumeria o la Astarté fenicia. Las imágenes de época griega, en la mayoría de los casos, han llegado hasta nuestros días a través de copias romanas debido a la dificultad de su conservación. En ocasiones, muchos desnudos femeninos del arte clásico han sido llamados "Venus" o "Afroditas", aún tratándose de retratos de ciudadanas de a pie.
La imagen en la que se basan todas las demás es la Afrodita de Cnido, realizada hacia el 360 a.C. en la ciudad de Atenas por el escultor Praxíteles. Esta escultura sigue la iconografía conocida como Venus púdica o Venus que se cubre. La diosa es representada preparándose para el baño ritual de las Eleusiadas (rito para restaurar su virginidad): parece que el escultor la ha sorprendido en un momento de intimidad, y Afrodita se cubre con recato el pubis con su mano derecha, mientras que con la izquierda deja caer sus vestiduras sobre una hydria o ánfora para el agua.
Esta pieza, que conocemos a través de copias romanas como la Venus Ludovisi, es de una gran importancia para la Historia del Arte, ya que es el mejor ejemplo de la llamada ese praxiteliana: las curvilíneas y mórbidas formas del cuerpo de la diosa y su postura casual crean un contrapposto o cambio de peso en la figura, que le otorga un gran realismo y sentido del movimiento. Las telas y la hydria realizan la función de soporte estructural para que el cuerpo pueda rotar en un gesto de despreocupado pudor.
Otra escultura que sigue este modelo de la Afrodita de Cnido es la famosa Afrodita de Médici: se trata de una figura helenística realizada en mármol a escala real.
Afrodita de Cnido
(Praxíteles, 360 a.C.)
La Afrodita de Milo, de Alejandro de Antioquía, realizada hacia el 130 a.C. en varios bloques de mármol blanco, se inspira en la Afrodita de Capua del escultor griego Lisipo (siglo IV a.C.). La escultura emana realismo, calma y naturalismo, fruto de su postura pasiva y de su mirada perdida: es muy comentada la tristeza que evoca su rostro. La sensación realista se consigue a través de un apurado pulido del mármol, que deja entrever un estudio anatómico del cuerpo femenino: a través del estudio de la tensión de los músculos se ha concluido que en una de sus manos, hoy perdidas, podría haber portado la manzana de la discordia del jardín de las Hespérides, presente en el mito del juicio de Paris.
Esta figura sigue también el modelo praxiteliano, creando el famoso contrapposto, con una ruptura de la frontalidad que otorga a la escultura movimiento y profundidad.
La escultura fue restaurada en 2010, y actualmente se exhibe en el Museo del Louvre, en París.
Afrodita de Milo
(Alejandro de Antioquía, 130 a.C.)
Afrodita Calipigia
Una iconografía curiosa de Afrodita es la que representa el grupo de Afroditas acurrucadas: en este tipo de representación, la diosa aparece arrodillada, sorprendida por el escultor mientras mira su reflejo en el agua del lago. Al igual que en las Venus púdicas, Afrodita cubre sus partes íntimas: el pubis se nos oculta con las rodillas, el estar agachada, mientras que los pechos se esconden detrás de uno de sus brazos en un gesto que da movimiento a la imagen.
Afrodita acurrucada
Otro tipo de representación de la que no poseemos muchos ejemplos es la de la Afrodita Anadiómena, en la que se representa a la diosa en su nacimiento ya adulta, surgiendo de la espuma del mar. El pintor griego Apeles representó este pasaje, pero se perdió la pintura, la cual conocemos a través de la descripción que realiza Plinio en su Historia Natural . Una representación de este tema se encuentra en el bajorrelieve del Trono Ludovisi, datado hacia el 450 a.C., en el que Afrodita sale del agua ayudada por dos doncellas, que la cubren con un velo.
Afrodita Anadiómena del Trono Ludovisi (450 a.C.)
Imágenes de bruoks.blogspot.com, noatodo.org, web.usual.net, medicablogs.diariomedico.com, pobladores.com
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