En defensa de la película diré que sigue muy bien el libro, pero no es mérito de los cineastas: el libro es, ni más ni menos, un puro guión de cine. Los personajes no están bien descritos ni evolucionan de ningún modo a lo largo de la trama; los escenarios más vale que sean conocidos de antemano por el lector, ya que la novela no da ninguna pista sobre sus características. La trama es bastante predecible y, personalmente, me recuerda mucho a las típicas novelas policíacas en las que se ocultan datos al lector con el fin de liarle en sus pesquisas y poder dar el golpe de gracia resolviendo el crimen en las tres últimas páginas del libro.
De los actores mejor ni hablo: poco podían hacer dos grandes del cine como Tom Hanks y Sir Ian McKellen con unos personajes tan mal construidos.
En resumen, se trata de un libro entretenido (no lo voy a negar: engancha), ideal para leer en el metro ya que te da tiempo de leerte cada capítulo de máximo cuatro páginas entre parada y parada. La película, más de lo mismo: entretenida y punto, un telefilm de los que ponen en Antena 3 los sábados por la tarde.
Allá va la crítica: lo grave del asunto no es que una película y un libro de este tipo hayan causado una sensación mundial y que todo el mundo lo haya visto y leído respectivamente. Lo grave es que El código Da Vinci ha generado una especie de locura por las conspiraciones masónicas, los enigmas sagrados, los secretos históricos y los libros mal escritos de la que no se salva nadie.
Recuerdo cómo, en los meses que siguieron al gran éxito del libro de Dan Brown, me era imposible entrar en una librería sin salir tirándome de los pelos porque lo único que encontraba eran obras tipo Los masones atacan de nuevo, Qué mala es la iglesia o Construya usted mismo su propio enigma. Durante esos meses volví a los clásicos. Leí un par de novelas de este tipo, pero en seguida me harté de lidiar siempre con lo mismo.
Lo peor de todo es que hay gente que no sabe distinguir realidad de ficción, y que se toma al pie de la letra lo que dicen tipos como San Dan Brown o Santa Matilde Asensi. El colofón final lo puso una conversación que mantuve con alguien que he olvidado quién era (memoria selectiva, me han dicho que se llama) y que transcurrió más o menos así:
- Oye, ¿tú que has estudiado?
- Pues Historia del Arte
- ¡Anda! Yo he leído El Código Da Vinci
- Mmmmm... qué bien... ¿Y qué sabes de Leonardo?
- ¡Pues que escribió un código!
- Ya... También pintaba y esculpía de vez en cuando...
Juro que la conversación es real y literal.
Leed muchos libros, pero no ensalcéis a un autor sólo porque la sociedad así lo dicta: construid vuestro propio criterio, buscad vuestros gustos personales, criticad constructivamente las obras que conocéis, distinguid entre "libro de historia" y "novela de entretenimiento". Leer siempre es bueno, cualquier cosa, desde el periódico hasta El Quijote, pero es necesario saber lo que se está leyendo.
Imagen de filmaffinity.com
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